Una paulatina reactivación de las obras del proyecto Quebrada Blanca II decidió la compañía minera Teck (Canadá), lo que significó incrementar la dotación reducida de 500 trabajadores a sobre 3.000 personas. La reanudación de labores está concentrada en la construcción de caminos y en obras civiles, por lo que se espera alcanzar 8.000 operarios a fines de octubre, según lo permitan las condiciones sanitarias.
Quebrada Blanca II es uno de los megaproyectos más importantes de la minería del cobre, con un alto impacto en la empleo, suministros industriales y en la producción minera nacional.
La medida de reactivar el proyecto fue anunciada por la minera canadiense durante la entrega de resultados del primer semestre, lo que significará desembolsos por US$ 3.900 millones. No obstante, la compañía Teck aseguró que habrá un retraso en el timing del proyecto, de al menos seis meses, que tendrá un costo adicional de US$ 290 millones. Otro de los cambios asociados al Covid-19 es la ampliación de la infraestructura base (campamentos de construcción), lo que incrementará en US$ 40 millones el proyecto.
Una publicación consignó el estado del proyecto, señalando “durante el primer año tuvimos varios retrasos relacionados con los permisos y hubo un muy lento proceso, pero uno de los aspectos positivos de la demora por la pandemia es que el Gobierno central y los gobiernos locales han estado trabajando muy duro para superarlo”, subrayó la empresa.
De acuerdo al cronograma actual, la puesta en marcha estaba fijada para el segundo trimestre del 2022, pero se prorrogará para fines de ese año. Este proyecto de ampliación tiene un presupuesto superior a US$ 5.000 millones y permitirá extender la vida útil de la operación en 28 años, aumentando la producción en 300.000 toneladas anuales mediante el procesamiento de los minerales sulfurados. La línea óxidos está en fase de agotamiento.
En la conferencia con analistas del mercado, Teck anunció la realización de estudios para avanzar en el mediano plazo en una nueva ampliación o Fase 3, la que duplicaría la producción estimada en la fase II en construcción. La inversión estimada bordearía los US$ 5.000 millones.